viernes, 4 de marzo de 2011

Ahora los humanos soñamos con ovejas eléctricas? (Ensayo)

Es verdad, las tecnologías digitales han democratizado el uso, la creación, el consumo y difusión de contenidos. Con semiconductores cada vez más pequeños y más poderosos, los grandes dispositivos que sólo podían tener las grandes empresas, ahora no sólo caben en un bolsillo sino que el dinero contenido en el mismo puede pagar por ellos. Como cineasta, me entusiasma la idea que con una cámara fotográfica digital de $1000 puedo grabar una película con calidad comercial. Eso era sencillamente impensable hace escasos 10 años atrás, cuando una cámara de cine económica costaba unos $60.000. 
En menos de 10 años, la tecnología me ha dado el acceso desde el estatus de consumidor al de productor, y eso me gusta. Pero esa sensación de libertad e inmediatez era demasiado buena para no traer consigo ciertos vicios. La tecnología avanza demasiado rápido, aupada con el látigo del comercio. Tener el mundo metido en el bolsillo nos ha convertido en la sociedad de la información, de lo rápido, lo expedito, y eso nos ha llevado a no tener tiempo para no poder profundizar en nada.
En la época de las cámaras de cine de 60mil dólares, existían artistas y visionarios que dibujaban un futuro algo oscuro para el mundo. Recuerdo muy bien la película "Blade Runner" de Ridley Scott, basada en la novela de Phillip K. Dick "Do Androids Dream of Electric Sheep?" (Los androides sueñan con ovejas eléctricas?), que hablaba sobre el dilema de si los androides algún día podrían desarrollar características humanas, como sentir miedo, egoísmo, deseos... incluso amar. Para aquel entonces llegué a sentir el temor de que el hombre pudiese jugar a ser Dios y que los androides algún día llegasen a ser como los humanos... o superiores. ¿La humanización de la máquina implicaría una lógica deshumanización del hombre?
Hoy me doy cuenta que eso está un poco más lejos de los que pensé, pero lo que nunca imaginé es que esa "deshumanización" llegaría de otra manera. No se trata de una mente de silicio con pensamientos macabros que quiere llevarnos a la destrucción, sino de nosotros mismos, interconectados unos con otros, comunicándonos y compartiendo terribles y peligrosos... intereses. Encendemos una computadora que es capaz de efectuar multitareas por nosotros, pero al mismo tiempo nos exige estar pendiente de ellas, y no es la computadora la que nos obliga, sino las empresas que se encargan de ofrecernos servicios "gratuitos" para facilitarnos la vida: interfaces disfrazadas de "fácil e intuitivas" están intencionalmente diseñadas para manipular de manera muy sutil nuestra administración del tiempo, y mensajes "amigables" por parte de nuestra red social favorita diciendo que nos extraña por tener algunos días sin haber ingresado a ellas. Hoy podemos contactar personas, publicar contenidos, descargarlos, conseguir empleo, ofrecerlo, hacer dinero, divertirnos, compartir deseos e intereses, todo, todo es posible desde una computadora con acceso a internet, y sólo por el módico precio de tu tiempo y tu privacidad. Las ventajas ya las conocemos, pero... ¿acaso estamos conscientes del peligro que esto significa?
Nicholas Carr en la entrevista que le hace el diario digital español "El país", muy bien lo describe:
"...nos estamos dirigiendo hacia un ideal muy utilitario, donde lo importante es lo eficiente que uno es procesando información y donde deja de apreciarse el pensamiento contemplativo, abierto, que no necesariamente tiene un fin práctico y que, sin embargo, estimula la creatividad. La ciencia habla claro en ese sentido: la habilidad de concentrarse en una sola cosa es clave en la memoria a largo plazo, en el pensamiento crítico y conceptual, y en muchas formas de creatividad. Incluso las emociones y la empatía precisan de tiempo para ser procesadas. Si no invertimos ese tiempo, nos deshumanizamos cada vez más..."
Esto no me hace más que pensar que definitivamente los androides no están más cerca de soñar con ovejas eléctricas a como lo estamos nosotros... mientras escribo este ensayo, tengo catorce pestañas de mi explorador abiertas, dos ventanas de conversación del Skype, estoy cargando un video en Youtube y todo esto, después de pasar una noche en vela editando una película.
Cuando vaya a mi cama, sin duda, lo que sueñe, será en código binario...

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